¿Quien no ha visto en más de una ocasión en una farmacia a un jubilado llenando una bolsa entera de medicamentos?
¿Cuantas personas se leen los prospectos de los medicamentos para conocer los posibles efectos secundarios y las contraindicaciones de su consumo?
Que nadie piense que soy contrario al uso de medicamentos, solo que en más de una ocasión me he planteado si, no estaremos abusando de ellos.
Desde los organismos sanitarios ya se dió la voz de alarma hace tiempo porque la utilización innecesaria y masiva de antibióticos estaba creando resistencias de las bacterias que se pretendían combatir. Pero poco más se conoce, al menos el ciudadano medio, sobre las consecuencias en la salud del uso de muchos de los fármacos que habitualmente nos recetan.
Es indudable que, los fármacos han supuesto una mejora continua en la salud y la supervivencia de los humanos y los animales domésticos (también las plantas), pero su utilización abusiva o inapropiada puede provocar efectos negativos en la salud de las personas.
Yo hace años desarrollé una dermatitis de contacto muy molesta. Acudí a la consulta de un amigo dermatólogo que me explicó perfectamente lo que me sucedía y me recetó un antihistamínico específico que se supone que tenía que utilizar de por vida y que efectivamente me protegía de los síntomas, ¡¡pero que no me curaba!! El prospecto del antihistamínico indicaba una serie de efectos secundarios con el uso crónico que me asustó y, viendo que trás más de un año consumiendolo no podía prescindir de él, acudí a la consulta de una acupuntora china. Me sorpredió que me explorase exactamente igual que el dermatólogo y que supiese lo que me había recetado; pero más me sorpredió que me curase después de un mes y medio de sesiones. Nunca más he vuelto a padecer los síntomas de esta enfermedad.
Por otro lado, también padezco de una faringitis crónica que, algunos años se complicaba y requería de tratamiento con antibióticos, hasta que en una visita a una doctora de la Seguridad Social esta me recomendó que, cuando notase un empeoramiento hiciese gárgaras con una solución de sal, agua oxigenada y zumo de limón en agua muy caliente. Imaginaros mi sorpresa, yo esperando que me recetase amoxicilina como siempre y salgo de la consulta sin nada. Pero os aseguro que lo de las gárgaras es mano de santo cuando empiezas a notar los síntomas de la faringitis (dos o tres días y se acabó el problema) y nunca más he vuelto a tomar antibióticos por este motivo.
Puedo decir que, también conozco casos de conocidos que se tratan la hipercolesterolemia con infusiones de alpiste (de herboristería). Pero no es mi caso y, por lo tanto, prefiero mantenerme excéptico.
Sin entrar en consideraciones sobre el posible beneficio económico de los médicos para recetar ciertos fármacos, doy fé, de que éstos también sienten la presión de los pacientes, especialmente los ancianos, para recetar fármacos y del efecto placebo que, a veces también funciona.
Creo firmemente en la utilización de medicamentos contrastados cuando estos previenen (vacunas) curan una enfermedad o alivian los síntomas (p.ej. el dolor). Pero considero que se hoy en día se receta excesivamente y que, se debería de conocer que ciertas enfermedades no se curan y que para otras lo mejor son otros tratamientos, a veces tan sencillos como lo de las gárgaras o el reposo.
En fín, me podría extender mucho más, pero a pesar del cambio horario es tarde y siempre puedo aportar más datos si el tema interesa.
Un saludo y, ¡¡leeros los prospectos!!.
